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Segunda Reunión Inter-sesional de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

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Manifestación pública en Bonn . VolveremosManifestación pública en Bonn . Volveremos

Entre el 4 y el 15 de Junio se reunieron en Bonn, Alemania, los representantes de más de 180 países y organismos multilaterales, organizaciones de la sociedad civil, jóvenes, mujeres, sindicatos y representantes de federaciones campesinas e indígenas. El principal objetivo de esta reunión fue la preparación de los borradores del acuerdo climático que reemplazará al Protocolo de Kioto adoptado en 1997.

Este nuevo acuerdo se deberá firmar en París a finales del 2015 y entraría en vigencia el año 2020. Además hay que considerar que el periodo comprendido entre 2015 y 2020 dejaría «en libertad» a los países para adecuarse al nuevo tratado y se prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) durante estos años continuarán sin control. Por ello muchos actores están promoviendo que los países asuman compromisos voluntarios pero legalmente vinculantes para el periodo 2015-2020. Esta posición se conoce como “la ambición pre-2020”.

En términos generales la reunión de Bonn fue positiva pero con avances bastante modestos y sin mostrar el nivel de urgencia esperado considerando los recientes reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). A pesar de ello se construyó un ambiente de trabajo bastante constructivo entre los diversos países y actores de la sociedad civil para lograr avances hacia el acuerdo. Resulta interesante por ejemplo que países como México, Chile, China y EEUU hayan actuado por su cuenta asumiendo compromisos en la reducción de emisiones y la adopción de energías renovables. Sin embargo, no se notó el mismo liderazgo en el terreno de las negociaciones formales hacia el próximo acuerdo. Precisamente una de las discusiones más intensas se produjo en torno a la información proporcionada por cada país sobre sus compromisos de reducción de emisiones. Esta se denomina “contribución determinada nacionalmente” (NDC por sus siglas en inglés) en el lenguaje del acuerdo y cada país debe presentarla hacia Marzo del 2015. Al final de la reunión no hubo consenso sobre el contenido de estas NDCs por cuanto los países en desarrollo esperan que los países desarrollados incluyan un nivel mayor de detalle así como claridad y compromiso respecto a temas como finanzas, transferencia tecnológica y adaptación. Como era de esperarse, los países desarrollados se opusieron fuertemente a esta diferenciación.

También se discutió el tema de la inclusión de la adaptación dentro de los NDCs por cuánto aún no está claro de qué modo se medirían estas contribuciones. La mitigación es medible tanto como emisiones evitadas o como almacenamiento de dióxido de carbono (CO2) pero en el caso de la adaptación la métrica aún no está definida. Por este motivo, a algunos de los países les resulta más cómodo excluirla del acuerdo aunque la posición más extendida es que debe ser incluida para relevar la importancia de contar con planes de adaptación nacionales robustos y que puedan ser evaluados transparentemente.

Del mismo modo, el enfoque de Pérdidas y Daños que permitiría contar con fondos para atender emergencias humanitarias causadas por el cambio climático no ha tenido mayores avances en parte por la poca disposición a discutir y acordar compromisos financieros. En el caso de la ambición pre-2020 se enfatizó el rol de las ciudades para la mitigación tanto desde el punto de vista de la incorporación de energías renovables en la matriz eléctrica como de la eficiencia energética. Se presentaron diversos casos exitosos de reducción de emisiones a través de la adopción de sistemas de transporte masivo eficientes, algo de lo que podría beneficiarse nuestra capital y otras ciudades que están creciendo rápidamente.

Otro aspecto emergente es la visión a escala de paisaje que incluye actividades productivas como la agricultura, ganadería, producción forestal, entre otras, que demuestran que es posible desarrollar modelos de economía verde en el ámbito rural con emisiones por debajo de los esquemas tradicionales, e incluso tendientes a la neutralidad de carbono. En el tema de reducción de emisiones provenientes de deforestación y degradación (REDD) se avanzó muy poco. Esto fue muy decepcionante dado que se esperaba que la parte financiera y algunos aspectos técnicos del monitoreo, reporte y verificación (MRV) fueran evaluados y resueltos durante esta reunión. Como se sabe, REDD es un tema muy importante para la reducción de las emisiones de GEI provenientes de la conversión de bosques. Esto representa alrededor del 40% de las emisiones de CO2 en nuestro país y es una gran oportunidad para obtener recursos para mejorar la gestión de áreas protegidas y territorios indígenas. Así mismo, Brasil destacó con la presentación de su línea de referencia de emisiones por cambio de uso del suelo de la Amazonía. Con este gesto se convirtió en el primer país en contar con este instrumento que le permitirá establecer sus metas de reducción de emisiones por deforestación. De no encontrar mayores objeciones, Brasil sería el primer país elegible para recibir fondos de Naciones Unidas bajo las reglas del Marco de Varsovia para REDD.

Uno de los momentos particularmente importantes para la sociedad civil fue el retorno simbólico al espacio de las negociaciones luego del retiro en Varsovia el año 2013. Bajo el lema “Volveremos” decenas de organizaciones manifestaron su compromiso de continuar trabajando al lado de los gobiernos para construir un nuevo acuerdo climático justo y equitativo, así como expresar la voluntad de cambio de los diversos constituyentes de la sociedad civil.

Sorpresivamente, al inicio de la reunión se presentó la posibilidad de que la ejecución de eventos paralelos estuviera condicionada a un pago. Estos espacios son tradicionalmente gratuitos y permiten la presentación de avances, propuestas innovadoras y discusiones informadas para beneficio de las negociaciones. Al final la propuesta del pago fue diferida gracias a la presión de la sociedad civil y el entusiasta apoyo de numerosos países. Del mismo modo se especula bastante sobre la capacidad física de los ambientes en los cuales se realizaría la COP en Lima. Aunque no hay una respuesta definitiva todavía, se espera que el número de participantes sea mucho menor a otras reuniones previas. Esto podría comprometer el acceso de la sociedad civil al disponerse de un menor número de credenciales de participación.

En resumen, la reciente reunión en Bonn representó un hito importante aunque insuficiente en la lucha contra el cambio climático. No se avanzó lo necesario para asegurar que contemos con un acuerdo climático sólido en París y muchos de los elementos clave todavía deben discutirse en el camino a la Conferencia de las Partes (COP) de Lima en diciembre de este año. Esperamos que en los próximos meses el Perú y otros países demuestren su liderazgo y compromiso con un clima seguro para los seres humanos y la biodiversidad.

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